Me desplomo en el suelo, mis piernas no pueden cumplir mis deseos de abrazarte luna roja de cristal, así te escapas con tu brillo que nunca apaga y que no me deja ver tus dimensiones ante tu incandescencia perpetua en movimientos agiles y veloces como la luz misma que posees. Trato de reponerme, ángeles horribles tratan de levantarme. Lo he logrado, aún sigo en pie, he roto los mitos que mencionan que al mirarte, luna roja de cristal, se muere instantáneamente con mil agujas en el pecho...
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