Me desplomo en el suelo, mis piernas no pueden cumplir mis deseos de abrazarte luna roja de cristal, así te escapas con tu brillo que nunca apaga y que no me deja ver tus dimensiones ante tu incandescencia perpetua en movimientos agiles y veloces como la luz misma que posees. Trato de reponerme, ángeles horribles tratan de levantarme. Lo he logrado, aún sigo en pie, he roto los mitos que mencionan que al mirarte, luna roja de cristal, se muere instantáneamente con mil agujas en el pecho volviendo al estado infernal del mundo actual. Por favor detente un momento, déjame un segundo, cumple mi deseo al menos de volver a verte sin tocarte al menos, luna roja de cristal, mas poseerte no quiero para no perder mi deseo en la vida que es tener una luna roja de
cristal, y que me hace seguir caminando ahora… ya agotado por mis humanas piernas que tienen la desgracia del cansancio y la fatiga que a mala hora Dios me ha dado. Por
favor, detente, luna roja de cristal, detente un momento, pero no cambies tu color de fino cristal que es tu belleza eterna ante mis ojos simples que te adoran y anhelan. Lo has hecho, te has detenido, y no sé qué hacer primero, si abrazarte o quererte, amarte o besarte, luna roja de cristal, que flotando en el aire húmedo y pesado de esta selva maldita que algunos llaman mundo, eres la salida a esta imperfección que acentúa mis peores defectos. Luna roja de cristal, haces que me olvide de ellos y que solo piense en abrazarte y tenerte en mis brazos. Me acerco demasiado, luna roja de cristal por favor no te muevas del sitio donde te has posado sobre un colchón de hojas de papel que reciben mis lágrimas pesadas de tanto deseo que ti luna roja de cristal, no has imaginado jamás. Mi marcha se hace lenta, porque pienso mil veces… mejor vete luna roja de cristal porque al tenerte ya no tendré deseos ni anhelos de poseerte y solo eso me deja vivir, la esperanza me salva de morir, la esperanza de tenerte, por eso no quiero aplastarte con mis brazos lastimados. Vete, luna roja de cristal, sigue tu camino, que aquí sigo deseando poder abrazarte y tenerte hasta que ya no pueda mas y los ángeles horribles que me siguen cumplan sus deseos eternos de poseerme y aplastarme ante mi desamor perpetuo que ellos no entienden. No entienden por qué te deseo, si eres solo una luna roja de cristal. Pero te veo, eres la más hermosa, la más deseada, la más brillante y dulce luna roja de
cristal.
Ariel Ruocco